Reportajes



Foto Policia Local (Fuente propia)

La imposibilidad de andar, ver o sentir son algunas de las enfermedades que trata esta terapia


La hipoterapia es una terapia que aprovecha el movimiento variable, rítmico y repetitivo del equino para tratar diferentes tipos de afecciones motrices tales como la paraplejia, tetrapléjico o síndrome de down. Además, las relaciones con el propio animal favorecen los tratamientos de trastornos de la personalidad, las llamadas patologías sociales: autismo,hiperactividad o conductas problemáticas.
En Córdoba, la sección montada de la Policía Local lleva ocho años trabajando con diferentes asociaciones cordobesas a través de un programa que va mas allá de su función de seguridad, colaborando  de esta forma en una tarea tan importante como el tratamiento de estas personas.

El programa se inicio de forma espontanea en las Caballerizas Reales por medio de varios miembros de la propia unidad. Según nos cuenta Jose Manuel Molina, uno de los creadores de este proyecto “las posibilidades que ofrecía el centro de trabajo, la inexistencia de esta terapia en la capital cordobesa y la ilusión con la que afrontamos este nuevo proyecto hicieron posible que el proyecto se llevara a cabo”  Con un comienzo un poco incierto debido a la falta de medios y de conocimiento, el proyecto siguió adelante de forma muy positiva con el colegio Virgen de la Esperanza, centro de educación especial para disminuidos físico-sensoriales. Este paso fue definitivo para que tanto el Ayuntamiento como otras asociaciones como FEPAMIC- Federación Provincial de Minusválidos de Córdoba- o el colegio de educación especial Santo Ángel se integraran de forma activa en el proyecto.

A partir de ese momento, todo han sido éxitos que  se han  visto reflejados tanto en los  pacientes que se someten a la terapia como en los padres de los niños que ven como sus hijos mejoran sus habilidades notablemente mediante las sesiones de hipoterapia. 

El programa que se realiza todos los miércoles en las Caballerizas Reales, cuenta con un amplio personal, que varía en número en función de la patología que presentan los distintos pacientes.

Sin embargo,a pesar de los excelentes resultados que está cosechando esta iniciativa en Córdoba, las expectativas de futuro no parecen ser del todo claras:“El programa tiene un futuro incierto ya que aunque este proyecto tiene el beneplácito de la ciudadanía y gusta  mucho a los partidos políticos hay que recordar que es un plan totalmente altruista” Además Jose Manuel Molina subraya, que desgraciadamente la sección Montada  de la Policía Local, que forma parte del departamento de Medio Ambiente, se encuentra en un momento delicado por lo que su continuidad  no esta asegurada. Según indica todo depende del presupuesto que asigne el Ayuntamiento.  Aun  así, el centro se muestra optimista y espera que este proyecto siga adelante para poder dar  rienda suelta a la esperanza de estas personas.

Fuente: Ayuntamiento de Córdoba, Policia Local Córdoba, Jose Manuel Molina Carrillo.





La huerta de Don Marcos: un patrimonio olvidado




Fotos de la huerta de Don Marcas(Fuente propia)


Un molino del siglo XVII destruido, parcelas clandestinas, viejos olivos y basura acumulada, son algunos de los restos que encontramos hoy día en un paraje que años atras inspiró a Gongora.


Desde siempre, se ha sabido del gran vínculo que existe entre Luis Góngora y su ciudad natal, Córdoba. En reiteradas ocasiones, el poeta ha hecho referencia al amor que le une con la ciudad que le vio nacer. Asimismo, la ciudad andaluza representada por el ayuntamiento y sus distintas asociaciones han mostrado públicamente el orgullo que supone para esta ciudad el vínculo que mantuvo el poeta con la misma.
Uno de los poemas que contribuyo como pocos a engrandecer la escritura del racionero cordobés fue, sin duda, Polifemo y Soledades. El poema compuesto en 1613 en silvas de versos endecasílabos y heptasílabo,  introdujo una nueva era en la poesía con una combinación de brillante y atrevida fantasía con el sentido de los valores de las palabras.

La mención de esta obra, tiene como fin reiterar el vínculo existente entre el autor y la ciudad cordobesa. Y es que, aunque se ignore y desconozca mucho sobre este tema, Góngora escribió sus famosas Soledades en un paraje  de difícil ubicación situado en a tres kilometros de la urbe cordobesa. Hablamos concretamente de la huerta de Don Marcos. La huerta es la casa de campo a la cual se retiró Góngora  en 1612 para escribir, el que sin duda es uno de los mejores poemas en español, Soledades.

Dicha huerta, siguiendo las indicaciones que aparecen en el  libro publicado por Antonio Ramos Espejo, Crónicas de Gerald Brenan, la encontramos en un camino que se accede por el barrio naranjo a través del  Castillo del Maimón. Por esta ruta se accede al valle, atravesando el enorme puente de hierro en el que los jóvenes en la actualidad utilizan para hacer puenting. En esta zona se bifurcan dos caminos: el primero accede a la fuente de La  Palomera y el segundo nos lleva directamente a la Huerta de San Marcos.

En la época gongorina esta zona se caracterizaba por sus olivos centenarios, gran cantidad de agua en sus arroyos, palomas sobre las rocas, un valle abierto al horizonte de trigales...Todos ellos  imágenes claves para que el poeta cordobés diese rienda suelta a su imaginación y escribiese la prestigiosa obra de Polifemo y Galatea.

En la actualidad, ninguna de esas  maravillosas imágenes que el poeta narra en  los versos de su poema tienen cabida  en lo que antaño se erigió como paradero de un lugar de naturaleza idílica. La naturaleza del Polifemo y Soledades, se está destrozando a marchas forzadas. El  arroyo que atraviesa  los parajes de la Huerta  de Don Marcos está invadido en ambas direcciones por   pequeñas parcelaciones clandestinas  que han cercado todos los terrenos pertenecien es  a las riberas. Entre el puente de hierro y la huerta, quedan restos poco evidentes de un molino del siglo XVII. Este espacio que aporto un remanso de paz para el racionero y  fue fuente de inspiración de buena parte de su obra, ha sido víctima de la crueldad del  hombre  que ha tergiversado un paisaje idílico en uno donde el agua de los arroyos discurre  con dificultad entre brozas, adelfas y restos de basura de los perolistas cordobeses. Donde los cantos de las aves, el sonido del titubeante viento o el discurrir del agua entre las piedras quedan eclipsados por una perrera que se encuentra a pocos metros de la Huerta de Don Marcos.

Esto no es soledad sino abandono comenta Antonio Ramos Espejo en su libro. Aquí no podrían vivir, ni Polifemo, ni Galatea, ni Virgilio, ni Milton. Ni siquiera, Luis Góngora. La naturaleza como la historia sigue vendiéndose por parcelas. Y sigue llamándose la huerta de Don Marcos, aunque nadie quiera recordar ni allí ni fuera de allí, los dieciocho años  que Góngora la eligió por su guarida creadora, por su riqueza visual y espiritual. Pero en ocasiones, contra el propio deseo del hombre, los nombres se sobreviven en las circunstancias adversas y se erigen en dedos acusadores para las generaciones que despilfarran herencias lastima el periodista.

Convirtamos este patrimonio olvidado en algo más. En lo que en otros países se hubiese convertido en patrimonio cultural, en algo histórico. En definitiva,  convirtámoslo en lo que Góngora merece, en lo que los cordobeses queremos.

Fuente: Antonio Ramos Espejo, Cronicas de Gerald Brenan, www.poesi.as/index43.htm