lunes, 5 de noviembre de 2012

La huerta de Don Marcos: un patrimonio olvidado




Estado actual de la huerta de Don Marcos (Fuente propia)

Un molino del siglo XVII destruido, parcelas clandestinas, viejos olivos y basura acumulada, son algunos de los restos que encontramos hoy día en un paraje que años atrás inspiró a Góngora.

Desde siempre, se ha sabido del gran vínculo que existe entre Luis Góngora y su ciudad natal, Córdoba. En reiteradas ocasiones, el poeta ha hecho referencia al amor que le une con la ciudad que le vio nacer. Asimismo, la ciudad andaluza representada por el ayuntamiento y sus distintas asociaciones han mostrado públicamente el orgullo que supone para esta ciudad el vínculo que mantuvo el poeta con la misma.
Uno de los poemas que contribuyo como pocos a engrandecer la escritura del racionero cordobés fue, sin duda, Polifemo y Soledades. El poema compuesto en 1613 en silvas de versos endecasílabos y heptasílabo,  introdujo una nueva era en la poesía con una combinación de brillante y atrevida fantasía con el sentido de los valores de las palabras.

La mención de esta obra, tiene como fin reiterar el vínculo existente entre el autor y la ciudad cordobesa. Y es que, aunque se ignore y desconozca mucho sobre este tema, Góngora escribió sus famosas Soledades en un paraje  de difícil ubicación situado en a tres kilómetros de la urbe cordobesa. Hablamos concretamente de la huerta de Don Marcos. La huerta es la casa de campo a la cual se retiró Góngora  en 1612 para escribir, el que sin duda es uno de los mejores poemas en español, Soledades.

Dicha huerta, siguiendo las indicaciones que aparecen en el  libro publicado por Antonio Ramos Espejo, Crónicas de Gerald Brenan, la encontramos en un camino que se accede por el barrio naranjo a través del  Castillo del Maimón. Por esta ruta se accede al valle, atravesando el enorme puente de hierro en el que los jóvenes en la actualidad utilizan para hacer puenting. En esta zona se bifurcan dos caminos: el primero accede a la fuente de La  Palomera y el segundo nos lleva directamente a la Huerta de San Marcos.

En la época gongorina esta zona se caracterizaba por sus olivos centenarios, gran cantidad de agua en sus arroyos, palomas sobre las rocas, un valle abierto al horizonte de trigales...Todos ellos  imágenes claves para que el poeta cordobés diese rienda suelta a su imaginación y escribiese la prestigiosa obra de Polifemo y Galatea.

En la actualidad, ninguna de esas  maravillosas imágenes que el poeta narra en  los versos de su poema tienen cabida  en lo que antaño se erigió como paradero de un lugar de naturaleza idílica. La naturaleza del Polifemo y Soledades, se está destrozando a marchas forzadas. El  arroyo que atraviesa  los parajes de la Huerta  de Don Marcos está invadido en ambas direcciones por   pequeñas parcelaciones clandestinas  que han cercado todos los terrenos pertenecen es  a las riberas. Entre el puente de hierro y la huerta, quedan restos poco evidentes de un molino del siglo XVII. Este espacio que aporto un remanso de paz para el racionero y  fue fuente de inspiración de buena parte de su obra, ha sido víctima de la crueldad del  hombre  que ha tergiversado un paisaje idílico en uno donde el agua de los arroyos discurre  con dificultad entre brozas, adelfas y restos de basura de los perolistas cordobeses. Donde los cantos de las aves, el sonido del titubeante viento o el discurrir del agua entre las piedras quedan eclipsados por una perrera que se encuentra a pocos metros de la Huerta de Don Marcos.

Esto no es soledad sino abandono comenta Antonio Ramos Espejo en su libro. Aquí no podrían vivir, ni Polifemo, ni Galatea, ni Virgilio, ni Milton. Ni siquiera, Luis Góngora. La naturaleza como la historia sigue vendiéndose por parcelas. Y sigue llamándose la huerta de Don Marcos, aunque nadie quiera recordar ni allí ni fuera de allí, los dieciocho años  que Góngora la eligió por su guarida creadora, por su riqueza visual y espiritual. Pero en ocasiones, contra el propio deseo del hombre, los nombres se sobreviven en las circunstancias adversas y se erigen en dedos acusadores para las generaciones que despilfarran herencias lastima el periodista.

Convirtamos este patrimonio olvidado en algo más. En lo que en otros países se hubiese convertido en patrimonio cultural, en algo histórico. En definitiva,  convirtámoslo en lo que Góngora merece, en lo que los cordobeses queremos.


Fuente: Antonio Ramos Espejo, Crónicas de Gerald Brenan, www.poesi.as/index43.htm

3 comentarios:

  1. Esta mas bonito que lo que salen en las fotos.Las apariencias engañan.

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  2. He visitado la huerta y hay un gran llano verde y unos estupendos y adecuados caballos para montar.

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  3. Hoy no se sostiene desde el punto de vista de la investigación, que Góngora, utilizara aquella Huerta de don Marcos para escribir Polifemo y Galatea.

    Existen escrituras y documentos, que hablan de que Góngora, tuvo en arrendamiento dicha huerta pero tambien que la subarrendó.

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